A dos años de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara la pandemia mundial de la COVID-19, el impacto en las personas más pobres y en situación de vulneración, sigue siendo devastador y desproporcionado.
El escenario se agudiza críticamente para las mujeres. Según el informe El progreso en el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: Panorama de género 2021, la pandemia perjudicó el reducido progreso que se había alcanzado en los últimos 25 años en materia de derechos y oportunidades, participación económica y manifestación política.
La fuente antes citada, declara que la precariedad de las condiciones de vida en los asentamientos, produce mayores tasas de infección y muerte por COVID-19 entre las mujeres. Su sobrerrepresentación en áreas densamente pobladas, hace que se enfrenten a insuficiencia en el acceso a agua y saneamiento, atención sanitaria y transporte. A su vez, tienen que lidiar con el hacinamiento, la precariedad de las viviendas y la inseguridad en la tenencia de la tierra.
En la investigación realizada por TECHO sobre la Experiencia de Liderazgos Comunitarios en el Contexto del COVID-19, se identificó que fueron las mujeres quienes en en su mayoría lideraron la organización de las ollas populares, la difusión de información, recolección de víveres y establecieron contacto con redes que llevaran apoyo para satisfacer las demandas de primera necesidad, pero eso no fue lo único, por la situación que caracteriza a las viviendas en los asentamientos populares, era necesario realizar esfuerzos extraordinarios, para resguardar a los grupos de riesgo y evitar que se contagiaran.
Como organización que trabaja de la mano con este grupo, debemos reconocer la contribución de las mujeres al cumplimiento de nuestro propósito, de nuestra misión y visión. El trabajo que hoy realizan, no sólo está teniendo un impacto directo en sus localidades, también, de acuerdo a investigaciones realizadas por ONU Mujeres (2016-2017), aportan al sostenimiento de la economía y reducen el gasto público en servicios sociales e infraestructura.
Desde la construcción del Compromiso TECHO con la igualdad de género en febrero de 2018, no hemos parado de avanzar en el desarrollo de propuestas y acciones que atraviesen transversalmente a todas las entidades asociadas de TECHO Internacional, las personas que son parte del equipo de voluntariado y equipo contratado, habitantes de los asentamientos junto a los que TECHO trabaja y otras organizaciones.
Hoy, desde la conciencia de encontrarnos en aquello que nos une y de reconocer que la situación de las mujeres en los asentamientos también es un problema de debemos combatir como organización, hagamos de TECHO un espacio que apuesta a la movilización y construcción de acciones que nos encaminan a la conquista de derechos que promuevan la construcción de una sociedad igualitaria, democrática, con justicia social y equidad de género.
Fernanda Arriaza, Directora de Gestión Comunitaria y miembra del comité de género de TECHO Internacional